La importancia del montaje y el Efecto Kuleshov
El cine es como la memoria. Un recuerdo es un acopio de imágenes que la mente obtiene de una experiencia para luego estructurarlas y darles sentido. Una especie de secuencia cinemática que la memoria realiza de forma automática.
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La memoria trabaja de forma similar a un realizador cinematográfico. Captura imágenes y después las une para proveerlas de sentido, justo como pasa en el cine con el montaje.
El montaje es la unión de las piezas logradas durante el rodaje; el instrumento para crear un ‘todo’ mediante múltiples partes. Una película se compone de distintas tomas que el realizador ha reunido de manera particular; les ha dado un orden pensado específicamente para darles el sentido que requiere la historia o el filme en general.
Uno de los grandes estudiosos del montaje, Lev Kuleshov, realizó un experimento en los años 20 que demostró la influencia del montaje en el sentido de cada imagen de una película.
La cosa funcionó de la siguiente manera: filmó el rostro inexpresivo de un actor (Iván Mozzhujin) que veía directamente hacia la cámara. Posteriormente, superponía una imagen distinta. Después volvía al actor. Y así, sucesivamente.
Realizó el mismo experimento con 3 imágenes diferentes superpuestas al primer plano y descubrió que los espectadores interpretaban la inexpresividad del actor de maneras distintas de acuerdo a la imagen sucesora.
A esto se le conoce como el Efecto Kuleshov. El efecto que el montaje tiene sobre el sentido que le otorgamos a las imágenes.
Posteriormente, Sergei Eisenstein, que era alumno de Kuleshov, y otros grandes cineastas, ahondaron en este tema y dedicaron sus estudios a este experimento y al montaje en general.
Pero, para que esto se entienda mejor y puedan ver de qué se trata el Efecto Kuleshov y cómo se hizo el experimento, les dejo el primer capítulo de Historia(s) del Cine, dedicado precisamente a este asunto.
Por: Fernando Valdez
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