Perder el miedo: Peripecias de un guionista novato
Mi nombre es José, pasé 6 años estudiando métodos de escritura en la universidad, ahora uso mis conocimientos para buscarme la vida, para hacerlo debo convertirme en alguien más, en algo más… en un guionista.
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Había tenido mi primera oportunidad escribiendo storylines para un productor que me dio la confianza de hacerlo, sin embargo, fue un golpe de suerte. Tuve una buena tirada en los dados, por así decirlo, eso no significaba que volvería a ocurrir. De hecho el tiempo pasó, avanzaron los meses y aparte de algunos correos no tuve más comunicación, pues la productora estaba desarrollando proyectos documentales y la ficción quedaba de lado por ese momento.
Mientras tanto, seguí en busca de cursos que ayudarán a mi formación, algunos buenos, otros no tanto. Aunque hice una pausa en la escritura o al menos la vida me obligó a eso, estuve colaborando con una asociación civil. Ahora bien, los caminos del guionista son misteriosos, extraños e inusuales.
La asociación civil ayudó en un proyecto para dar talleres de animación a niños del barrio, así que me pidieron dar sentido a la historia, no fue la gran cosa, de hecho no fue un trabajo tan profesional. De cualquier manera la labor estuvo llena de presión y tiempos de entrega, pero comienzos son comienzos, así que lo hice con entusiasmo. Al final mi crédito de guionista estaba ahí y el trabajo de todos fue proyectado en la Feria infantil y juvenil del libro por allá de 2016.
Seguía teniendo el propósito de ser guionista aunque no tenía clara la forma de labrar mi camino. Al parecer después de dejar la asociación los dados volvieron a girar en mi favor de una manera un tanto extraña. Me reencontré a un colega de la universidad, él había publicado su primera novela, así que decidí comprarla. En nuestra plática salió el tema de mi interés por los guiones, eso llamó su atención, me dijo que escribiera algunas escenas y se las mandara. No esperaba nada de eso, pero tampoco tenía nada que perder así que me puse a escribir.
Envíe mis escenas a su correo, luego me olvidé del asunto.
Había perdido las esperanzas de que me volvieran a contactar para hacer más storylines, sentía que necesitaba ingresar a una escuela de cine para mejorar, aun así no podía permitirme pagar más que algunos cursos. Resignado puse de nuevo en pausa la escritura o eso parecía…
Comencé a dar clases en una secundaría privada como suplente de un profesor, me moría del miedo y sufría con los chicos, atribuí eso a que eran mi primeros días, pensaba que con el tiempo aprendería a llevarme bien con ellos. Por fortuna o desgracia no lo descubrí. Casi a la tercera semana de dar clases me habló mi amigo (ese al que le había comprado su novela) y me propuso ayudarlo a escribir una serie de televisión, no dudé en aceptar la propuesta. Había aprendido otra gran lección: conoce gente y no dudes de ti para mostrar tu trabajo o capacidad.
Era hora de iniciar una nueva aventura, bueno esa es historia para otra ocasión.
Por: José C. Sánchez
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