La historia de dos amigos que hicieron un corto en 48 horas

por Film19

La historia de dos amigos que hicieron un corto en 48 horas

Una caverna, fuego y unas manos. Eso era todo lo que se necesitaba para hacer una buena narración en la prehistoria. (Al menos eso se cree). Las sombras creadas se proyectaban en las paredes y le daban vida a un gigantesco mamut que no se dejaba cazar, a un tigre dientes de sable que perseguía a la tribu, o quizá a una pareja de humanos que se había enamorado. No se necesitaba más para crear una historia cautivadora. Me imagino a la audiencia aprendiendo las cosas que se debían evitar o sorprendiéndose de la valentía del personaje que derrotaba heroicamente al dientes de sable.

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Y justo esa simpleza es toda la motivación que un narrador de historias necesita. Porque para contar historias no hace falta un gran presupuesto. Ni muchos efectos especiales. A veces ni siquiera un gran equipo. Sólo un gran relato y las ganas de contarlo.

Eran finales del 2017. Un amigo y yo estábamos dormidos en el frio suelo de una casa prestada, cubiertos por telas que se habían desprendido de las paredes. Telas que suponían ser nuestro cuarto verde. Antes de dormir, mientras colgábamos las telas, nos habíamos devanado la cabeza pensando en crear una historia que incluyera a un tal Gabriel Mendoza, que tuviera la frase “no esperaba verte aquí” y que contara con un tesoro como objeto. Estábamos participando por primera vez en el 48 hours film Project. Suena como una misión suicida: contar una historia en un proyecto audiovisual, sólo dos personas, en 48 horas. ¿Lo lograron? Los escuchó preguntar completamente incrédulos. Sí, lo logramos. Con el gran poder, y la increíble simpleza del teatro de sombras. Empleando únicamente 500 pesos de presupuesto, para las telas verdes.

Fernando Valdez, mi amigo, actuaba a todos los personajes en el fondo verde. Todos los props los habíamos hecho con cartón que una señora de una tienda muy amablemente nos había donado. Luego me tocaba editar todo para que sólo parecieran siluetas en un fondo blanco y Fernando pudiera interactuar consigo mismo. Más una edición rápida de sonido. Y así, fuimos los orgullosos creadores de un corto de misterio con duración de 7 minutos.

A parte de hacerle una “infame” publicidad a nuestro corto (:P), me gustaría que esta anécdota sirviera como inspiración para que no abandones tus sueños. Para que no dejes tus historias empolvarse en el cajón, o aún peor, en tu mente. Para que dejes de poner excusas y hagas tus ideas realidad (si de verdad quieres ser un narrador de historias). Recuerda siempre que lo único que hace falta es una buena historia y luego podrías hacer que las sombras la cuenten por ti.

¿Y el corto? Volvió, en forma de serie web, pero esa es otra historia.

Pueden verlo aquí:

Sigue a: David Ricardo Vázquez García

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